La empresa capitalista genera una relación perversa con la naturaleza, el medio ambiente y la biodiversidad. El modelo de desarrollo se basa en la alienación del hombre respecto de la naturaleza y en la dominación sobre ésta. El capitalismo ha convertido la tierra y sus recursos en materia prima para la producción de los millones de objetos que nos inundan y agobian. Y todo, para que los seres humanos se conviertan en consumidores y sujetos de pago. Todo se mercantiliza.
La ideología del crecimiento ilimitado como condición para el desarrollo, es otro elemento que contribuye a generar una relación depredadora con la naturaleza y sus recursos. Sólo vale crecer y expandir el valor económico de las economías nacionales. Cuando no hay crecimiento se habla de crisis. Por tanto, hay que crecer y crecer. La producción, por tanto, no se puede detener. Los recursos naturales son elementos básicos para la producción capitalista. Por tanto, la presión que se hace sobre ellos tampoco se puede reducir ni eliminar. La consecuencia directa es una forma de explotación no sustentable de la naturaleza y sus recursos.
En ese contexto los recursos del mar son uno de los sectores en los que se observa la explotación no sustentable del recurso; sobre todo, desde mediados de los setenta con la liberalización económica y la modernización de la actividad pesquera. Por el afán de lucro y la ideología neoliberal en lo económico se extrae más cantidad de lo que la capacidad biológica de cada recurso tiene para ofertar durante un determinado período. Una de las señales que muestran este fenómeno son las caídas anuales que se observan en la cantidad de los recursos del mar capturados. Ellas pueden ser de corto plazo, de un año a otro; o de tendencia cuando la baja es sostenida a lo largo de varios años.
Para entender este problema hay que analizar las estadísticas de captura en términos de tendencias. De ese modo, veremos cómo cada cierto tiempo las capturas disminuyen –bajan- con respecto a una fecha determinada. Por ejemplo, ocurrió cuando las capturas globales bajaron de 6,3 a 3,8 millones de toneladas entre el ’97 y el ‘98; o cuando bajaron de los 6 a los 4,4 millones de toneladas entre el 2004 y 2008.
La historia de las capturas está llena de estas situaciones. En efecto, entre 1940 y 1970 se dio en ocho ocasiones en 1953, 1956, 1965, 1967, 1969, 1972, 1973 y 1975. En los siguientes treinta años se doblan las bajas en las capturas, llegando a 16. Es interesante observar cómo desde los noventa este hecho ocurre en 12 ocasiones; es decir, durante los gobiernos de la Concertación se intensifican las coyunturas de crisis del sector; sobre todo, desde el 2000 cuando se consolida una tendencia a la baja.
Para el sector pesquero estos hechos se interpretan como de crisis. En la actividad pesquera la globalidad se constituye a partir del aporte particular de cada especie hidrobiológica. Por tanto, la crisis global (que es el nivel del análisis de este artículo), es siempre una crisis específica; la captura global es la suma de capturas individuales (Jurel, Anchoveta, Sardina, Merluza, etc.). Por tanto, la crisis global es consecuencia de crisis particulares que inciden en el resultado anual de las capturas o desembarques.
La crisis de baja en la captura se explica mayoritariamente por la depredación y sobre explotación del recurso pesquero; es decir, se captura más de lo que la especie está en condiciones biológicas de producir en su ciclo de vida. Sin embargo, no siempre la baja se debe a la sobre explotación del recurso. Los fenómenos migratorios, las condiciones atmosféricas y de mercado son variables que explican –en algunas ocasiones- el fenómeno de las bajas en las capturas.
La hipótesis que se plantea es que mientras más frecuentemente ocurran bajas en las capturas en un determinado período de tiempo, más probable es que eso se deba a una sobre explotación del recurso; sobre todo, cuando esas bajas se constituyen en una tendencia sostenida a la baja. Ello, se observa claramente desde el dos mil.
Al analizar las cifras en el mediano y largo plazo vemos cómo los recursos del mar han sido sometidos a una fuerte sobre explotación. En los cuarenta se capturaba en torno a las 60 mil toneladas anuales; en el 2009 se llegaba a 4,4 millones de toneladas. En 70 años –entre 1941 y el 2009- la expansión de las capturas no sólo ha sido gigantesca, sino también se ha ejercido una gran violencia sobre el recurso pesquero. Las cifras muestran cómo ha operado la depredación del recurso.
El fuerte aumento de las capturas pesqueras comienza en los sesenta e intensifica desde mediados de los setenta con la implementación de la revolución neoliberal. Desde es fecha hasta los noventa las capturas aumentan de manera significativa en el contexto de la modernización y liberalización del mar. Luego, desde el noventa y durante los gobiernos de la Concertación democrática hay una tendencia a la profundización de lo que venía ocurriendo en el mediano plazo desde mediados de los setenta y en el largo plazo desde principios de los sesenta. La depredación de los recursos del mar es un proceso largo que encuentra raíces en los sesenta. Por ello, se plantea la hipótesis de que la ley de pesca y acuicultura de 1989 no genera las condiciones institucionales para la sobre explotación del mar; al contrario, ella institucionaliza un proceso que venía manifestándose desde hace varias décadas.
En el largo plazo observamos que en las décadas del ’40, del 50’ y del 60’ se capturaron recursos por 407 mil toneladas, 1,6 millones y nueve millones de toneladas respectivamente. En efecto, durante esos 30 años –entre 1940 y 1969- la captura de los recursos del mar llegó a 11 millones de toneladas. Hoy, esa cifra se hace en tres años. Es más, en 20 años –entre 1940 y 1959- las capturas sólo llegan a dos millones de toneladas.
En esas tres décadas se observa una tendencia a la expansión de las capturas totales. Nunca hubo crisis de “stock del recurso”. En esa época el recurso nunca fue escaso. Las bajas eran casi inexistentes y de bajo impacto. El alza muestra que desde 1940 la expansión de las capturas es sostenida sin las habituales bajas de hoy. En efecto, en 1945 las capturas llegaban a las 60 mil toneladas; en 1950 a las 87 mil, en el ’55 a las 214 mil toneladas y en el sesenta a las 339 mil toneladas. La expansión sigue en los años siguientes. Así, en 1964 se llega a una cifra record de 1,1 millones de toneladas. Entre 1941 y 1964 las captura pesquera llegó a 5,4 millones de toneladas. El promedio anual entre el 90 y el dos mil fue de 5,6 millones de toneladas; es decir, desde el noventa la captura de 24 años se hace en un año. Si eso no es sobre explotación, ¿qué es?
Desde mediados de los sesenta se consolida y profundiza el alza en las capturas. Entre esa fecha y 1973 se llega a una pesca de 10 millones de toneladas; el doble de lo que se captura entre 1941 y 1964 –en 24 años-. Entre 1941 y 1973 las capturas llegaron a 15 millones de toneladas. Esa cifra, en la actualidad se obtiene en tres años de pesca. Si eso, no es sobre explotación, ¿qué es?
Desde mediados de los setenta el asunto nuevamente muestra un alza sostenida y profunda. De hecho, entre 1974 y 1979 (en seis años) se logró una captura de 9,2 millones de toneladas. Entre 1979 y 1989 se llega a una pesca en torno a 40 millones de toneladas. Durante la fase del pinochetismo se capturaron 50 millones de toneladas de recursos del mar.
En el largo plazo se observa que entre 1941 y 1989 se capturaron en torno a 65 millones de toneladas en recursos pesqueros.
Durante los gobierno de la Concertación entre 1990 y 2009 las capturas -global- llegó a una pesca de 114.000.000 de toneladas. 63 millones de ese total, es decir, el 56 por ciento se capturó en la fase Aylwin-Frei. El año peack fue en 1994 con 8 millones de toneladas; en los siguientes años 1995 y 1996 se llegó a una captura promedio de 7,5 millones de toneladas. Los años dorados de la pesquería nacional. Desde entonces, comienza una sostenida baja en las capturas –como tendencia- para llegar a los actuales 4,4 millones. Es una década de bajas sostenidas que explica y da cuenta del proceso de sobre explotación pesquera.
Podemos afirmar, por tanto, que la actual crisis de la pesca manifestada en la tendencia sostenida a la baja en las capturas pesqueras llegando a cifras de mediados de los ochenta se explica, fundamentalmente, por la sobre explotación de los recursos del mar a corto, mediano y largo plazo. La crisis 2010 de la pesca también deberá explicarse por los efectos que se generan a partir del mare-terremoto de febrero y por la crisis el salmón en el sector acuícola.
Entre 1941 y el 2009 se capturaron 179 millones de toneladas en recursos del mar. De ese total, el 91,6 por ciento (es decir, 164 millones de toneladas), se generó desde mediados de los setenta cuando se liberalizó y modernizó el mercado pesquero y el 2009. Durante los gobiernos de la Concertación democrática no sólo se capturó el 70 por ciento de ese total con 114 millones de toneladas, sino también se capturó el 64 por ciento de todo lo capturado en el país en los últimos setenta años.
La expansión y modernización del sector se manifestó desde mediados de los setenta en el aumento de la pesca para producir harina y aceite de pescado, en la expansión de los productos congelados, en el desarrollo de la acuicultura y en el aumento de las exportaciones. La presión que ese modelo ejerce sobre los recursos del mar estimula y genera un desarrollo no sustentable del sector.
Por: Alejandro González LLaguno
Fuente: El Ciudadano
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