Por Rafael Cheuquelaf*
Magallanes está paralizado y aislado del resto del país, por un movimiento social que ya muchos catalogan como el más importante acontecido en el país desde la llamada “Revolución Pingüina”. Tomando de sorpresa al Gobierno Central, esta movilización ha reunido distintos sectores políticos, económicos y sociales que no siempre han estado de acuerdo, pero que hoy se enfrentan a un desafío común: revertir la ya decretada Alza del Gas.
La demanda de la Región, articulada por la Asamblea Ciudadana de Magallanes (organización que agrupa a más de 30 entidades sindicales y gremiales), es dejar sin efecto un alza en el precio del gas de un 16, 8 %, que se traduciría en brusco encarecimiento de la vida en una zona que tiene un 30 % más de carestía que en el resto de Chile, según cifras del Banco Mundial. En un territorio frío y aislado cuya única matriz energética es precisamente el gas, es ya un hecho que el alza implicará mayores costos en la electricidad, transporte, pan y diversos servicios. Consecuencias que el gobierno minimiza o directamente omite. Y lo que directamente ha callado es que han elegido, en una medida demencial e irresponsable socialmente hablando, empobrecer a los consumidores de gas antes de desarmar su gran proyecto; la definitiva privatización de ENAP, empresa levantada por manos magallánicas y que hoy se ha convertido en una verdadero némesis de la economía de las familias de la región. Pretenden hacerlo agitando el fantasma de un futuro desabastecimiento. Resulta curioso el hecho de que se habla de 5 años más de producción y semanas antes el propio Ministro de Minería vino a inaugurar una línea de buses movidos a gas en Punta Arenas.
Resulta difícil transmitir con palabras las emociones que se han aflorado en estos días, una mezcla de rabia, entusiasmo, pena, alegría, entusiasmo y cautela gatilladas por los rápidos acontecimientos. Tras las tres primeras concentraciones, de carácter pacífico y transversal, la noche del pasado martes Punta Arenas se llenó de humo y fogatas. En gran mayoría las barricadas eran prendidas de manera espontánea por pobladores, la mayoría jóvenes, pero también con abundante presencia de personas mayores y niños. Un helicóptero coronaba con su sonido este panorama. Y entonces vino la noticia: una camioneta había atropellado a dos jóvenes y herido de gravedad a una niña de tres años, al atravesar una de las barricadas. Horas después, la especulación acerca de quien sería el autor inundó las redes sociales, circulando incluso la versión de que el autor sería miembro de Carabineros, lo que hasta el momento sería falso. Esto trajo en algunos el recuerdo del nunca aclarado atropello de uno de los autores intelectuales del llamado “Puntarenazo”, protesta desatada en 1984 en la Plaza de Armas de Punta Arenas frente al mismísimo Augusto Pinochet.
En este momento el movimiento enfrenta una gran ofensiva comunicacional de parte de los medios de comunicación de la capital, que entrega datos inexactos y tendenciosos que lamentablemente contribuyen a la ignorancia general que existe en el resto de Chile sobre la problemática planteada. Estas distorsiones informativas retroalimentan a las autoridades de Gobierno, que han repetido majaderamente conceptos como que los magallánicos pagan un promedio de 20 mil pesos mensuales por su consumo de gas frente a los 200 mil que pagarían los santiaguinos. Estas afirmaciones, absolutamente falsas, hacen parecer a los magallánicos como derrochadores y malcriados y han enardecido a muchas personas que ganan el sueldo mínimo y deben pagar cuentas que pueden superar los 60 mil pesos. Personas que dentro de sus casas miran por televisión las imágenes de un Chile Central 20 grados más caluroso y se preguntan porqué se castiga a los que “hacen Patria” en el último confín. Son personas que se han sentido defraudadas por un Presidente (por el cual muchos aquí votaron con ingenua esperanza) e insultadas por sus Ministros.
Pero al mismo tiempo hay que destacar la corriente de solidaridad de muchas personas de Santiago y otras regiones que han comprendido la situación usando su sentido común. Simplemente mirando las fotos que muestran la indumentaria de los magallánicos en pleno verano ya se dan cuenta de lo importante de la causa que están defendiendo. Y muchos ya ven esto como un ejemplo de organización para el resto de las Regiones frente al Centralismo que ha ahogado el desarrollo integral del país.
Esta movilización no ha sido fácil para nosotros. Todos hemos visto en mayor o menor medida alterada el curso de nuestras vidas cotidianas. Hemos visto también el lado oscuro de nuestra sociedad, con algunos actos vandálicos protagonizados por algunos jóvenes que no tienen idea de que se trata esto y del daño que hacen. Pero mientras escribo estas palabras hay otras personas, que soportando la lluvia están custodiando el bloqueo a la entrada de las ciudades magallánicas. Soportan el frío impulsados por una convicción, la de que merecemos un precio justo por un bien esencial para nuestra vida. Y de que el Gobierno de Chile ya no podrá ver a Magallanes como a una colonia. Después de un largo adormecimiento, la Sociedad Civil Chilena renace en estas tierras. Aquí ya alzamos la voz y esperamos que el resto del país lo haga. NO AL ALZA DEL GAS.
*Periodista e integrante de dúo LLUVIA ACIDA
Fuente: Agencia de noticias.
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